Paseando por Bilbao con otra mirada, enero.
No son pocas las veces que paseo por Bilbao, con la cámara presta, disfrutando la gran transformación que ha sufrido de mis recuerdos de joven a la actualidad.
El caso es que siempre voy con predisposición de retratar gente, cosas que pasen con las personas... y este día pensé que quería intentar mirar de otra forma. Quería buscar fugas jugando con la arquitectura.
No me costaba nada encontrar composiciones válidas y equilibradas. Pero sentía que aquellas fotos estaban vacías. No me aportaban nada de estímulo positivo... es más, me parecían todas verdaderamente malas. Sin alma... no la que aprecio en algunas fotografías de arquitectura.
Toda la teoría, toda, pero no hubo manera. Jugué con la luz, buscando la concentración de iluminación en el punto de fuga. Compuse por saturación con elementos de la ciudad. Equilibré pesos visuales. jugué con las geometrías... nada.
Al fin, volví a buscar aquello que me emociona. Y jugué a integrarlo, a ver qué salía... y por fin funcionó. Funcionó para mí. Las composiciones y fugas cobraban sentido con personitas. Y fui buscando rincones que capturar con la cámara.