Parapente en los acantilados de Sopelana, agosto.
Preciosa mañana de verano y en la costa vasca, en los acantilados de Larrabasterra y Sopelana, vuelan elegantes los parapentes, llenando de color el cielo.
Son elegantes con su movimiento a cámara lenta. Aptos para gente sin vertigo y una experiencia inigualable para los amantes de la adrenalina.
Todo lo que supone volar conlleva riesgo, pero supongo que es como todo, como el coche, una simple bicicleta o montar en avión. Si no arriesgas no tienes peligro... y tampoco vives nada emocionante. Me recuerda el cuento de Pepe Rumba...
Fotográficamente es una disciplina preciosa, visualmente muy poderosa. Colores saturados y fondos preciosos. Estuve una hora apreciando la emoción de los que se subían y el entusiasmo desbordado de los que se bajaban.
Me encantan algunas de las fotografías por lo precioso de la composición, el color, el paisaje, el retrato de los parapentistas. Una gozada hacer estas fotos.