Carnavales de Barakaldo, el entierro de la sardina. Febrero.
Este año los carnavales han estado pasados por agua como pocas veces. Por otra parte no he podido destinar ninguna tarde para capturarlos con mi cámara y mis lentes.
Ya el domingo a la noche, aprovechando el entierro de la sardina, me decidí a conseguir algunas fotografías , como fotógrafo es material muy interesante a pesar de las condiciones para realizar los retratos.
Primero de todo que de noche, si te gusta como a mí trabajar con la luz ambiente, estamos fastidiados... bien fastidiados. Las bombillas de vapor de sodio que equipan las farolas de las ciudades son naranjas, lo que condiciona el balance de blancos, la convinación con otras fuentes de luz como los escaparates, los vehículos, viviendas... todo se va al garete cuando quieres compensar el tono de la luz predominante.
Para complicarlo un poco más, el tono era casi el mismo que generaba el fuego de las antorchas que llevaban los malabaristas, con lo que el fuego se quedaba blanco y nada creíble. Así pues, me decanté por mantener el recuerdo vívido y real de la iluminación que había y no perder la realidad del fuego. Ya en la plaza de los fueros, todo era un desropósito, con las farolas bajas más otras pocas elevadas mucho más potentes con otra temperatura de color distinta... :-(
Como tenía claro que quería pillar expresiones, me decidí por llevar el 85 mm. y el 50 mm. los mejores para retrato de plano medio y plano completo respectivamente. Trabajé en todos los disparos, priorizando la apertura buscando el deseado "bokeh", es decir el desenfoque para centrar la atención en el motivo principal por enfoque.
Hasta el año que viene carnavales, a ver si tenemos una climatología más favorable.